Nuestro viaje en familia a Escocia

En este artículo cuento nuestro viaje familiar a Escocia, con Lucas (casi casi 7 años) y Mario (9 años recién cumplidos). Del 19 al 27 de julio de 2022. Lo cuento a modo de diario del viaje, día por día, para tener un recuerdo del viaje para siempre 🙂

Dia 1: 19 julio 2022. Zaragoza-Madrid-Edimburgo-Stirling

Muy agotador. A las 7:45 hemos salido de casa y a las 22:00 (hora escocesa) hemos llegado al Stirling Youth Hostel, donde nos alojamos la 1ª noche. Hemos ido en coche a la estación de tren, en AVE hasta Madrid, en cercanías hasta el aeropuerto, ahí hemos esperado unas 5 horas al vuelo, que ha salido a las 18:50 (con retraso, pues la hora original era 18:15). Hemos aterrizado en Edimburgo a las 20:30 (hora escocesa). Y aún faltaba lo que más temía y lo que lleva meses dándome run run en la cabeza: coger el coche de alquiler.

Ya el hecho de alquilar un coche no me va mucho, porque en países que no son el mío prefiero que me lleven y olvidarme. Pero para este viaje a Escocia, para visitar no solo Edimburgo y Stirling, si no las Highlands, alquilar un coche es obligatorio. Pues bien, me daba mucho respeto llegar, casi de noche, y tener que coger un coche distinto al mío (que eso ya cuesta cogerle el truco), si no encima, conduciendo en el lado derecho, y con el cambio de marchas en la mano izquierda. Y, además, conducir por el carril inverso que en España: siempre por la izquierda, también rotondas, etc.

Al salir del parking me ha costado un poco, por los nervios, todas esas diferencias, hacerme al coche… se me ha calado dos veces porque no he metido bien la marcha. Pero afortunadamente hemos salido enseguida de Edimburgo para coger carretera y ahí ha sido más fácil, simplemente ir por un carril, a 70 millas por hora de límite (de ahí no he pasado), tranquilo y bien. Hemos echado gasolina lo primero, porque el depósito venía con menos de 1/4 (la chica nos ha avisado), y bien, enseguida había una gasolinera. Unos 100 euros, por cierto, llenar el depósito, que se dice pronto…

El coche es un KIA Ceed, al menos es de la misma marca que el mío (KIA Carens), así que algo se parece… y lo hemos alquilando con la compañía Arnold Clark.

Por cierto, hemos pagado con Revolut, una tarjeta que se puede tener física o en el móvil (ahí la tenemos), que permite pagar en cualquier sitio de Escocia sin que te cobren comisiones. Revolut es muy recomendada en viajes fuera de España (no sé si para Europa o para todo el mundo).

En fin, hemos llegado así a Stirling, que está cerquita del aeropuerto de Edimburgo. Lo poquito que hemos podido ver de casas y calles mientras llegábamos es PRECIOSO, como una ciudad medieval, todas las casas de piedra, suelos de adoquines, mucho verde… precioso de verdad. Además, después de cenar un bocadillo en la habitación del Youth Hostel (donde estamos alojados), hemos dado un mini paseo nocturno, sobre las 22.30-23:00 h, y hemos visto algunas calles y edificios iluminados, y son muy bonitos.

Mañana toca ver el Castillo de Stirling, el cementerio, una vuelta por la ciudad, y ya iremos camino a Balloch, la siguiente parada en nuestra ruta de 8 días.

Día 2: 20 julio 2022. De Stirling a Balloch

Por la mañana hemos ido al Castillo de Stirling, que ya tenemos pagado gracias a haber comprado el Explorer Pass, que te permite entrar a decenas de castillos de Escocia. Solo con ver los tres castillos más famosos y que son los que vamos a ver (Stirling, Urquhart y Edimburgo) ya sale rentable. Hemos ido a la hora de apertura, 9:30h. A las 10:00 nos hemos unido al primer Free Tour guiado que ofrecen en el castillo, pero a los 15 minutos lo hemos dejado porque los niños no entendían nada y se aburrían. Así que hemos optado por visitar el castillo por libre pero usando una audioguía en español. Esa audioguía se podía abrir escaneando un QR con el móvil y así ya accedías a todos los audios, numerados (en cada zona te salía un número en un cartel para saber qué audio escuchar). Los íbamos escuchando en alto para enterarnos los 4 y ha sido una idea genial y muy recomendable, porque así sí hemos podido conocer toda la historia del castillo.

Entre otras cosas, por supuesto hay muchas referencias a William Wallace y a su victoria en Stirling ante los ingleses. De hecho desde el castillo se ve el monumento a Wallace, en lo alto de una colina. En general, desde el castillo hay unas vistas increíbles de todos los alrededores. Se decía que quien controlaba ese castillo, controlaba Escocia, porque desde allí se podía ver si venían enemigos desde Glasgow, desde las Highlands… y estaba en un punto muy estratégico. Por eso hubo varias batallas por hacerse con el castillo.

Y sin contar más sobre la visita, solo añadir que, por supuesto, es obligatoria en un viaje a Escocia. Está muy bien conservado (aunque en su día tenía más torres y zonas que ya no existen) y tiene mucho por ver.

Ya al salir hemos ido a comer (en horario británico, sobre las 13:00) al pub The Crossed Peels (Dirección: 8 Spittal St, Stirling FK8 1AT). Lo hemos encontrado buscando sitios recomendables para comer en Stirling en calidad y precio, y así ha sido. Tienen de todo, y así los niños han podido comer pizza, y yo, fish and chips. que aunque no me gusta tanto como la pizza, quería comer algo más local (y también estaba muy bueno, y con una merluza rebozada enorme). Por unas 23 libras hemos podido comer los 3, bebidas incluidas, así que muy bien de precio y de sabor. El sitio, amplio y con asientos muy cómodos.

Nada más comer, hemos dado un paseo por el centro de Stirling, que ha confirmado que, como nos pareció el día anterior, es un pueblo precioso. Todas las casas son de piedra, con aspecto medieval, casas y edificios muy bonitos todos ellos, casi cada edificio merecía una fotografía. Vale mucho la pena, en resumen, ir a Stirling, tanto para pasear por sus calles, como para ver el castillo. Al monumento de Wallace no nos hemos acercado, habíamos leído que no vale tanto la pena y, yendo con niños, tampoco queremos darnos tanta paliza de hacer muchas cosas en poco tiempo.

Hemos comprado algunas cosas que necesitábamos en Boots, una especie de franquicia de farmacias con aspecto de supermercados donde tú mismo puedes comprar cosas de farmacia pero sin pedirlas a una farmaceútica que te atiende, si no simplemente cogiéndolo de los estantes. Un concepto diferente a España. Y ya hemos dejado Stirling para ir a Balloch, la próxima parada en nuestro viaje.

Hemos llegado a Balloch tras unos 50 minutos en coche. Por cierto, aquí mencionar que ya me he visto más seguro con el coche que el primer día. Me voy haciendo más con el manejo del coche con sus diferencias de lado, así como circulando “al revés” por las carreteras y rotondas. No voy tan relajado como con mi coche en mi ciudad, claro, pero no ha habido percances, y voy a ritmo tranquilo pero seguro por carreteras y por ciudad.

El propio camino en coche ha sido ya muy bonito: es todo verde, todo árboles alrededor, muchas vacas, ovejas, etc….y eso que aún seguimos en el sur, y que lo más bonito es el norte (dicen). Lo iremos viendo.

Ya en Balloch, con las cosas ya instaladas en nuestro apartamento de AirBnb (muy mono y en una zona residencial muy tranquila), hemos cogido el coche de nuevo sobre las 15:00 para ir a ver el Loch Lomond desde la orilla. Hemos aparcado en el parking (gratuito, y con cientos de plazas libres) de Loch Lomond Shores, un centro comercial que da al lago. Y ahí nos hemos acercado a la orilla para ver el lago, que es, por su superficie, el mayor de los lagos de la isla de Gran Bretaña, y del segundo, tras el lago Ness, por su volumen. No obstante, no se trata del mayor lago existente en las islas británicas, ya que le supera el lago Neagh en Irlanda del Norte.

El entorno es también muy bonito, y la zona muy animada, con atracciones para niños, barcas de pedales y kayaks para alquilar, mucho ambiente, etc. Aparte del centro comercial en sí, con varias tiendas y servicios, aunque nos hemos limitado a estar por fuera, junto al lago, jugando un rato en la orilla. Había gente bañándose a pesar de estar a unos 20º. Con sol, sí, pero no con tanto calor como para tener ganas de bañarse en aguas frías… pero claro, en esta zona nunca pasarán de 35 grados como en España y aprovecharán para bañarse en días así, de verano, soleados, aunque no haga tanto calor. Por cierto en 1 día y medio, ni rastro de lluvia… pero creo que en Fort William e inverness sí nos tocará.

Tras la visita al Castillo y el paseo en Stirling, dejamos esa zona del lago para ir a comprar algo de comida a un supermercado CoOp cercano al apartamento, para volver al mismo sobre las 19:00 y ya descansar, baños, cena, una peli (Pollonejo, muy recomendable a pesar del nombre, una versión de Indiana Jones en forma de conejo con patas de pollo y plumas… la peli es más divertida de lo que parece). Y a dormir pronto para madrugar mañana. Destino: Fort William.

Día 3: 21 julio 2022. De Balloch a Fort William

Por la mañana cogemos el coche para ir al norte, rumbo a Fort Williams. Es el desplazamiento en coche más largo el viaje, pero que tiene muchas mini-paradas por el camino, ya que durante el camino hacia el norte hay multitud de “viewpoints” o puntos de interés donde parar unos minutos el coche y contemplar el paisaje y hacer fotos.

Pongo las paradas que hemos hecho y algunas que teníamos marcadas pero nos hemos saltado. Las paradas que hemos hecho han sido:

Luss: un pueblecito costero y turístico, donde nos hemos acercado a la orilla del lago Lomond, metiendo los pies en el lago y asomándonos al espigón. Además los peques han jugado un poco en un parque de juegos infantiles muy guay.

Firkin Point, una miniparada para ver otras bonitas vistas al lago, con mesas para comer, pero solo paramos 5 minutos para hacer unas fotos junto al lago y ya. Si hubiésemos parado a la hora de comer sí habría sido un buen sitio para comer.
Falls of Falloch, donde comimos viendo la cascada que hay, pequeña pero con mucha fuerza de caída. En el entorno hay varias pozas y rocas para cruzar, muy bonito, esta parada sí es obligatoria.

Inveruglas Pyramid – An Ceann Mòr, una estructura «piramidal» (de ahí el nombre) que desde arriba hay unas vistas preciosas, y por la zona pudimos hacer un poco de aventureros con los niños moviéndonos por las rocas al pie del lago.

Tyndrum Gruffalo Trail. Esta parada no estaba prevista, pero mirando el mapa vimos que hay un bosque con 5 personajes del cuento del Gruffalo hechos en madera, para ir encontrándolos. Lucas es muy fan del cuento del Gruffalo así que solo por él queríamos parar, y le ha hecho mucha ilusión. Hemos aparcado en The Real Food Cafe, una cafetería con cosas aptas para celíacos y veganos, donde hemos comido todos tarta (buenísima), y además es el mejor sitio donde aparcar para luego ver el bosque del Gruffalo.

Loch Tulla Viewpoint, una parada rápida para ver las vistas y hacer unas fotos, donde hemos caminado un poquito antes de seguir.

Loch Ba Viewpoint, otro punto para parar el coche y subiendo una pequeña colina se ven unas vistas muy bonitas del lago Ba. Hemos caminado hasta la orilla del lago, pisando muchas «arenas movedizas» (hay mucho fango y zonas donde te hundes un poco mientras caminas, lo cual ha encantado a los peques). En caso de no querer parar tanto, esta parada vale mucho más la pena que la anterior de Tulla.

Three Sisters Viewpoint, que se encuentran en la montaña de Bidean nam Bian y son tres formaciones montañosas vecinas llamadas «las guardianas del valle» con cumbres en punta. La vista es espectacular, y hay un cartel donde cuentan la historia de cómo los ingleses asesinaron a decenas de miembros del clan MacDonald en esa zona.

Nos hemos saltado algunas paradas que también teníamos marcadas, ya que eran ya demasiadas paradas y parecían menos recomendables.

Todo el viaje en sí es una pasada, las vistas son preciosas continuamente, todo verde, lagos, árboles, colinas… te pararías continuamente a hacer fotos. Por muchas fotos que ponga, no hace honor a lo genial que es verlo en directo. Lo único negativo es que la carretera es bastante estrecha y cuando te cruzas con camiones o autobuses da la sensación de que el espacio es muy justo. Pero en general es un camino tranquilo, ya que tampoco se va nunca a más de 60 millas por hora (y lo normal es ir a menos por haber curvas frecuentemente).

Hemos visto ovejas de vez en cuando, y vacas “no peludas”… ¡a ver si podemos ver ciervos y vacas peludas, que tenemos ganas!

Llegamos por fin a Fort William por la tarde, fuimos a comprar provisiones a Morrisson’s y ya a cenar y descansar para el día siguiente.

Por cierto, buenas noticias: resulta que el tren AVE de ida, el que nos llevó a Madrid, llegó 35 minutos tarde. No nos afectó el plan para nada porque íbamos con muchas horas de tiempo al aeropuerto. Lo bueno es que cuando el AVE se retrasa más de media hora, te devuelven el importe completo del billete (previa reclamación). Así lo hicimos y hoy nos ha llegado la devolución de 50 euros, aprox. Lo que nos costó el AVE de ida. Una buena noticia dentro del gran gasto que supone un gasto así 🙂

Día 4: 22 julio 2022. Día completo en la zona de Fort Wiliam

Por la mañana hemos ido a hacer una ruta andando, sencilla con niños y no muy larga: Glencoe Lochan. Una ruta rodeando este lago, muy cerca de la localidad de Glencoe. Hemos aparcado el coche en el pueblo y hemos ido andando hasta el inicio de esta ruta, donde te da a elegir 3 caminos. En orden de duración y dificultad: rojo, azul y amarillo. Íbamos a hacer el azul pero al final hemos hecho una ruta libre, pasando de una ruta a otra. No tiene pérdida: simplemente a ratos íbamos bordeando el lago, y a ratos, caminando por el bosque de alrededor. Es una ruta super recomendable, sencilla, corta, y muy bonita.

Como la ruta la hemos empezado sobre las 9:00 y a las 11:00 ya habíamos terminado, ese rato que faltaba hasta la hora de comer, nos hemos aventurado con el coche por una carretera enana que transcurre por el valle de Glen Etive. Pues bien, ha sido horrible. Es decir, el valle muy bonito, sí. Pero la carretera era para solo un coche en una dirección. La parte positiva es que cada muy pocos metros había Passing Points, un espacio para que, en caso de cruzarte con otros coches, uno de los dos se pueda echar a un lado y dejar pasar al otro.

Por ahí hemos circulado una media hora, esperando ver ciervos o vacas lanudas, que era un poco el objetivo de esta incursión. Pero nada, no hemos visto nada de eso. En teoría, esa carretera daba a un pueblo, pero tras tanto rato por ahí, en una carretera tan agobiante, hemos preferido dar media vuelta y salir de allí. Hemos decidido ir a comer en el entorno del Kingshouse Hotel, donde habíamos leído que a veces los ciervos se acercan para ver si algún turista les da comida… pero no, tampoco había ciervos. Al menos, sí que había mesas para comer allí (incluso sin estar alojado en el hotel, parecía no haber problema en ponerse en esas mesas) y las vistas eran increíbles, viendo montañas y todo verde desde allí.

Ya después de comer hemos vuelto a Fort William, para dejar el coche en el apartamento, y dedicar la tarde a ver el pueblo. Lo cual no merece mucho la pena, la verdad. A pesar de estar junto al lago, no tiene un paseo marítimo bonito para pasear, ni puerto. Solo tiene una calle comercial algo bonita y ya. PERO sí que tiene algo que, solo por eso, sí merece la pena parar en Fort William: ¡pudimos ver cómo llegaba el auténtico Hogwarts Express! Sí, el tren de Harry Potter. Y es que el tren de vapor que aparece en las películas de Harry Potter es concretamente el Jacobite Steam Train. Es un tren “real” que hace un recorrido por el norte de Escocia, y cuyo trayecto termina en Fort William. Ahí fuimos a la estación, a la última hora de llegada del Jacobite, que eran las 18:52h. Y ahí vimos llegar el “Hogwarts Express”, soltando vapor. Fue un momento mágico (nunca mejor dicho) para los niños, muy fans de Harry Potter (así como su mamá y yo también lo somos).

Ahí bajó mucha gente que se veía que habían hecho el recorrido solo por montar en el tren, de hecho varios pasajeros iban con camisetas de HP, incluso una niña iba vestida de arriba a abajo igual que Hermione. Estuvimos rápidos, porque hay un lapso de tiempo de 5 minutos desde que se bajan todos los pasajeros hasta que un revisor comprueba que no queda nadie en los vagones para cerrarlos y dejar que el Jacobite vuelva a irse. Pues bien, en esos 5 minutos pudimos subirnos a los vagones con compartimentos (los mismos que salen en la película con Ron, Harry y Hermione sentados dentro), hacernos fotos y salir. Fue genial.

Ya después de este momento friki de Harry Potter volvimos al apartamento a descansar y a pasar la segunda y última noche en Fort William.

Día 5: 23 julio 2022. De Fort William a Inverness

Madrugamos bastante, dejamos el apartamento (este nos ha dado poca pena, era algo cutrecillo) y vamos camino a Inverness, pero con una parada en medio: el castillo de Urquhart. A todo esto, no voy a repetirlo todo el rato porque ya se ha convertido en costumbre. Pero el camino en carretera, es todo el rato precioso. Todo el rato sin excepción. O vas por el medio de bosques verdes, o vas bordeando lagos y montañas. Pero en este país, todo el rato de ir conduciendo es para flipar con las vistas y con los paisajes. Si no fuese porque la carretera es estrecha y con curvas, y hay que estar 100% pendiente y concentrado, se podría decir que conducir por Escocia es un auténtico placer. Al menos para la vista lo es, dentro de que no puedes quedarte embobando mirando por la ventanilla (si eres el conductor).

Otro offtopic sobre el viaje: es genial poner cualquier emisora de radio aleatoria y que la música sea siempre de Blur, Muse, Oasis, Coldplay, Manic street preachers, etc… todo temazos. En España haces ese zapping de radios y solo pillarías pachanga y reaggeton 🙁

Volviendo al viaje: antes de ir a visitar el castillo de Urquhart, hacemos una parada en el pueblo de Fort Augustus. Este pueblo tiene una “atracción” turística curiosa, además de ser el pueblo donde empieza el Lago Ness (y por tanto tiene unas vistas del lago muy bonitas). Y es que aquí hay una serie de esclusas, con agua a diferentes niveles. Cuando los barcos tienen que pasar, primero se mueve la primera esclusa (y por tanto la carretera se queda cortada un rato), pasan los barcos, y después, se va llenando de agua la zona donde están los barcos (caben unos cuatro) para ponerse al mismo nivel de agua que la siguiente zona. Cuando ya están iguales, se abre la siguiente puerta y los barcos pueden avanzar. Así, una a una. Es un proceso de 1 hora. Solo hemos visto la apertura de las dos primeras, y ha sido muy muy curioso de ver. Después de unos hot chocolate y capuccino en un bar de la zona (con un dueño argentino que nos ha contado que vivió 12 años en España, trabajando en hostelería, muy quemado, pero que desde que está en Escocia tiene mejor horario, sueldo y ahora es feliz), hemos vuelto al coche.

Salimos de Fort Augustus y tras un rato de viaje llegamos al castillo de Urquhart. Accedemos al parking gratuito y entramos con nuestro Explorer Pass (que ya teníamos comprado para poder entrar a todos los castillos). Primero ponen una “película” de 8 minutos que cuenta la historia de Urquhart, que básicamente fue un castillo que se empezó a construir en el siglo XIII y fue destruido por ataques en el siglo XVII. En medio, muchas batallas, derramamiento de sangre, etc… Del castillo solo quedan ruinas, pero bastantes, y bien conservadas. Se puede subir a algún torreón, y lo mejor son las vistas, preciosas, al Lago Ness, en todo su esplendor. No, no hemos podido ver el monstruo…

Por fin llegamos a Inverness y como falta 1 hora para poder entrar en el apartamento, vamos a comer al centro y así hacemos tiempo. Hemos comido en un italiano, Bella Italia, para que María tuviese el capricho de una pizza sin gluten (habiendo buscando antes con el móvil pizzerías para celíacos). Pizzas muy buenas, destacando que Lucas se ha pedido un menú infantil pero Mario ha exigido una pizza “de adulto”, y así ha sido. Pero eran tan enormes que le hemos obligado a dejarse un cuarto de pizza antes de que explotase. Encima era de pollo y panceta, casi nada…

Ya luego hemos entrado por fin en la casa, muy bonita, limpia y nueva, y con dos pisos. Aunque el de arriba es únicamente una habitación única con 3 camas, y abajo salón con cocina americana y 1 baño. Pero muy coqueto y acogedor, nos ha encantado. Después de dejar las maletas y descansar un rato corto, ahora sí vamos a visitar el pueblo, aunque quizás un poco tarde, porque salimos de la casa a las 16:30 y aquí a las 17:30 empieza a cerrar todo… pero sí hemos podido ver una librería muy famosa que tenía ganas de ver: Leakey’s Bookshop. Es una tienda muy diferente, con dos pisos, llena de libros de segunda mano, pero llena de verdad (ver fotos). Como una librería tradicional, como la que sale en La Historia Interminable, pero a lo grande. Solo visitarla merece la pena, aunque no compréis nada.

Luego hemos dado una vuelta por The Victorian Market (una galería de tiendas del siglo XIX, ya a punto de cerrar), Old High Church (justo junto a la tienda de libros) y el cementerio que hay al lado, las calles centrales de Inverness, el paseo junto al río Ness, etc… muy bonito todo (no tanto como Stirling, pero también una ciudad muy bonita y digna de visitar).

Y ya de vuelta a casa, que aunque no es muy tarde, recordamos que viajamos con niños pequeños, y su ritmo no es el mismo que el de los adultos… así que a casa a jugar con los LEGO que hay en casa (esto les ha encantado, como no), a cenar, y a ver alguna peli antes de dormir.

Día 6: 24 julio 2022. De Inverness a Edimburgo

Por la mañana, nos hemos dedicado a conocer mejor Inverness. Primero hemos ido a Whin Park, un parque algo alejado del centro de la ciudad (pero hemos ido en coche), que es GENIAL para ir con niños. Tiene un «castillo» con toboganes y tres pisos, varios tipos de columpios más, y lo que más les ha gustado: Ness Islands Railway Ltd. Un trenecito que da un viaje por unos raíles en medio del parque. Realmente no es el típico tren donde uno se monta en vagones, si no que es como un «banco» donde simplemente te sientas encima y te lleva (los adultos caben, sin problema). Por 2,50 libras por persona les ha gustado mucho, aunque aparentemente es una atracción para niños muy peques.

Después de esto, hemos paseado hasta las Ness Islands, que son un par de islotes en medio del río Ness, que es el río que pasa por Inverness. Un río muy ancho pero muy poco profundo: se podría cruzar andando sin que casi te cubra. Estas pequeñas «islas» se pasean en un ratito, son pequeñas, pero son muy muy bonitas, con muchísimos árboles y vegetación, todo muy verde. Y hemos vuelto por el mismo camino ya al coche, al parking junto a Whin Park.

El resto del día ha sido más duro y cansado, pues tocaba dejar el coche en Inverness, ya para devolverlo en la sede de Arnold Clark. Y ya desplazarnos a Edimburgo en tren. Quisimos dejar aquí el coche para que no fuese tanta paliza de conducir, pero a toro pasado pensamos que quizás habría sido más cómodo volver con el coche a Edimburgo y ya dejarlo ahí definitivamente. Pero bueno, a veces los viajes se planean de la mejor manera que uno cree y luego piensas que cambiarías algún itinerario, visita o decisión.

Total, que a las 14:00 había que devolver el coche a las afueras de Inverness (lo hemos dejado sobre las 12:30). Antes, hemos dejado las maletas en las consignas de la estación, para no cargar con ellas después de dejar el coche (2 consignas por 5 libras cada una). Tras dejar el coche, hemos tenido que volver ya andando a Inverness (al menos ya sin maletas) y hacer tiempo hasta la salida del tren, que era casi a las 19:00. Primero hemos llegado a Inverness, y hemos comido en The Kings Highway.

Una pausa para el tema «comidas». Explicaré que hemos comido en este sitio porque hemos visto que pertenece a JD Wetherspoon. Esta es una cadena de bares que opera por varias ciudades. Por ejemplo, donde comimos en Stirling (The Crossed Peels) también era de JD Wetherspoon (u ofrecía su carta, no sé cómo sería la forma correcta de explicarlo). Lo que tienen en común todos los pubs de JD Wetherspoon es que tienen cartas idénticas, ofrecen lo mismo en todos los sitios donde operan. Y lo que ofrecen es una gran variedad de comidas, desde hamburguesas y pizzas (y así los niños tienen comida segura) hasta cosas más locales, como haggies, fish and chips, y distintos platos más típicos locales, platos combinados con pollo, huevos, alubias, etc. Y es barato. Así que para no complicarse con las comidas por Escocia, sobre todo con niños, recomendaría buscar pubs de JD Wetherspoon y así se come barato y con muchas opciones para elegir. En nuestro caso, por unas 23 libras comíamos los dos peques y yo.

Luego hemos callejeado un poco, pero los niños han tenido un bajón y ya no querían andar mucho… y encima, siendo domingo, tampoco había casi nada abierto. Hemos forzado a ver un par de tiendas de un centro comercial junto a la estación, y ya hemos ido a la estación a esperar al tren (para amenizar la espera hemos jugado una partida de Ciudadelas).

Ya por fin hemos cogido el tren y, tras 4 horas de viaje, hemos llegado a Edimburgo, muy tarde, casi a las 23:00. Cargados con maletas, y con niños cansados, y tan tarde, hemos decidido coger un taxi para ir al apartamento de Edimburgo, que está a media hora andando de la estación (mucho para ir cargados y de noche). Lo bueno es que no es nada caro: unas 8 libras por dejarnos en la puerta de la casa, que en ese momento era impagable… y ya a dormir enseguida.

Día 7: 25 julio 2022. Edimburgo (día 1)

El primer día completo en Edimburgo, de los dos días enteros que vamos a estar, lo hemos dedicado, primero, a ir en bus de línea hasta el centro para pasear por Victoria Street (dicen que JK Rowling se inspiró en esta calle para crear el Callejón Diagon de Harry Potter, por ser una calle comercial, con varias casitas de colores juntas… algo se parece). Ahí hemos entrado en dos o tres tiendas y hemos seguido callejeando.

Hemos ido hasta George Heriot’s School, siguiendo con nuestra «ruta de Harry Potter» particular. Y es que se supone que el castillo de Hogwarts está inspirado en este colegio. Desde lejos sí se veía espectacular y algo similar, aunque luego ir hasta ahí tampoco ha aportado mucho, pues estaba cerrado y desde la calle no se veía bien al estar tapado por obras. Pero enfrente sí que hay un edificio espectacular, que solo por verlo ha valido la pena ir hasta allí.

Luego hemos caminado hasta llegar a Water of Leith Walkway, que es una zona donde, sorprendentemente, hay menos jaleo de gente, y eso que es un sitio precioso, con unas vistas geniales desde el puente, donde ves el río, unos edificios muy bonitos, árboles… en un entorno más tranquilo a pesar de estar al lado del centro. Obligatorio venir aquí a hacer fotos y contemplar el entorno.

Para terminar la mañana, hemos ido al National Museum of Scotland. Es de entrada gratuita, sin reservar cita ni nada, llegas y entras a verlo libremente. Es enorme, tiene muchas salas, y por no darnos una paliza, hemos visto sobre todo la sala de los animales (con decenas de animales disecados, algunos esqueletos, fósiles, etc), y la de Egipto, aparte de ver brevemente otras salas. Ahí hemos regalado a Lucas un lobito de peluche (cada peque tenía «derecho» a un regalito en el viaje, de recuerdo).

Llegado el momento de comer, hemos decidido que los niños comerían en McDonalds, pero previamente yo quería probar el bocadillo del «Oink«. Esta es una cadena de locales de comida que tienen esta premisa: cuando abren, tienen un cerdo entero, asado. Lo van cortando a medida que la gente pide bocadillos de cerdo (solo se come eso), y cuando no queda cerdo, cierran hasta el día siguiente. Como horario ponía 11 a 17h, pero si es cierta la premisa, es posible que cierren antes si ya no queda cerdo. Es económico (poco más de 8 libras por el menú «grande), menú en el que eliges pan blanco o marrón, y qué complemento y salsa tendrá el bocadillo. Yo he pedido el menó grande, con pan blanco, con haggies (y así ya tacho el «check» de probar esta comida tan típica aquí) y con salsa BBQ. Muy bueno, tampoco el mejor bocadillo de mi vida, pero el Oink era obligatorio de probar.

Ya después de comer hemos hecho una visita a la tienda LEGO de Edimburgo (para los peques, esta visita era obligatoria, y ha caído un juguete de Harry Potter para Mario, para tener así su recuerdo del viaje). Y a continuación teníamos una visita guiada, en español, llamada «Misterios, fantasmas y quema de brujas de Edimburgo». Esta visita la lleva a cabo la empresa «Somos Escocia«, y tiene varios tours de diferentes temas por Edimburgo, Stirling y Glasgow. Aunque se anuncian como Free Tour, y no tienen por tanto precios fijos, todo el mundo que va a los tours paga una cantidad. No es obligatorio, pero son tours guiados de dos horas, muy amenos y bien explicados, y viven de esas «propinas» al final del tour, así que lo suyo es dejar algo: 10 libras, 20 libras… lo que cada uno quiera. Aunque obligatorio, no es.

El guía se llamaba Edu y lo ha hecho muy bien, se nota que ya lleva cinco años de experiencia haciendo estos tours a diario y suelta toda la explicación rápidamente, pero de forma amena, aceptando preguntas, etc. El tour consistía en una pequeña ruta en forma de U, empezando y terminando en la Milla Real (aunque en un punto algo más bajo del inicio, por eso lo de forma de U), donde hemos pasado por dos cementerios, además de otros puntos de interés, mientras nos contaba parte de la historia de Edimburgo en la Edad Media, sobre todo temas relacionados con la brujería, leyendas, fantasmas, etc. Pero sin pretender dar miedo ni asustar: simplemente, contando historias que han ocurrido en Edimburgo relacionadas con las cazas de brujas en la Edad Media, algunos crímentes famosos, etc). Aquí está toda la info: https://somosescocia.com/tours-edimburgo/free-tour-de-misterios-y-quema-de-brujas-de-edimburgo

Y ya con este tour, que ha durado algo más de dos horas, a casa a cenar y descansar para el segundo y último día completo en Edimburgo. Del tour añadir que lo veo «obligatorio», e incluso habría reservado más tours con la misma empresa para ver otras zonas de la ciudad. Y es que paseando solo, uno ve edificios bonitos, zonas llamativas… pero si hay alguien al lado que te va explicando la historia de cada zona, o te enseña rincones o detalles que si no, nunca habrías visto, la experiencia mejora mucho.

Día 8: 26 julio 2022. Edimburgo (día 2)

Lo primero del día ha sido ir a visitar el Castillo de Edimburgo, ya a las 9:30, la hora de apertura. Otro castillo que ya teníamos pagado con el Explorer Pass. Nada más entrar cogemos 4 audioguías en español, para poder visitar el castillo con comentarios y explicaciones de cada zona (precio de las audioguías: 3,50 libras cada adulto y 1,50 libras cada niño… 10 libras en total, pero vale la pena. Si ves el castillo sin más, sí, es impresionante, pero te falta que alguien te explique contexto histórico y detalles de cada zona.

Hemos visitado los museos que hay dentro del castillo (hay varios, con varios miles de objetos, armas, cuadros, etc…), las prisiones (muy chulas, están recreadas tal como debían ser hace siglos), la Plaza de la Corona (la parte más alta del castillo), con el Gran Salón, etc. Así como las increíbles vistas que hay de todo Edimburgo desde el castillo, claro. Y a las 13:00 hemos podido ver en acción el famoso Cañón de la Una en Punto que es una de las tradiciones más llamativas del Castillo y de toda la ciudad. Cada día, se dispara una salva de honor a las 13:00 horas (con excepción de los domingos, el Viernes Santo y el día de Navidad). Esta tradición se remonta a 1861, y el objetivo era que los barcos, al oirlo, pudiesen sincronizar sus relojes, sabiendo que era la 1 de la tarde.

En el Castillo hemos echado toda la mañana, y es un sitio donde si uno quiere podrías pasar muchas más horas, pues si quieres ver a fondo todas las piezas del museo, hay tantas que llevaría muchas horas visitarlos de forma exaustiva.

Luego hemos ido a comer a… sí, a otro pub de JD Wetherspoon. The Standing Order, en pleno centro de Edimburgo. Esta vez he probado otra comida clásica de pub: plato combinado con huevos fritos, salchichas, patatas fritas, carne a la plancha, y beans (alubias). Buenísimo. El pub en sí también es digno de visita, pues el edificio era un majestuoso banco, que ha sido reconvertido en pub. Aún mantiene alguna caja fuerte, incluso. Un sitio muy bonito.

Y por la tarde, y para rematar la visita a Edimburgo, y ya el viaje en sí, subimos a la famosa colina de Calton Hill. Es una colina situada al este de la Ciudad Nueva de Edimburgo, justo donde acaba Princess Street. En esta colina se encuentran varios monumentos que hacen que Calton Hill reciba el apodo de «la Atenas del norte». Ahí se encuentran lo que se conoce como «Las 3 vergüenzas de Edimburgo». Por resumirlas brevemente, y explicar por qué se consideran «vergüenzas» (es por su historia, no por su propia existencia, porque ahora son sitios muy bonitos para visitar y ver):

  • Monumento de Nelson: es una torre de 32 metros erigida para conmemorar la victoria de Nelson en la batalla de Trafalgar, que tiene arriba una bola del tiempo (una gran bola de metal que caía a la hora convenida, para que pudiera ser vista desde la lejanía por los barcos y servir de orientación). Lo malo era que en esa zona casi siempre hay niebla, y la bola era imposible de ver por los marineros. Así que al final esta torre dejó de usarse, y los marineros empezaron a orientarse con el cañonazo de la una, antes comentado. Pues un sonido sí se puede escuchar desde los barcos, da igual la niebla.
  • El monumento Nacional: Un panteón que fue diseñado para homenajear a los caídos en las Guerras Napoleónicas, pero nunca se acabó por falta de dinero. Se quería hacer una réplica exacta del Partenón de Atenas, pero se quedó en solo una pequeña parte. Aún así, los pilares que se hicieron son impresionantes de visitar.
  • El observatorio de la ciudad: Pretendía ser un observatorio para mirar las estrellas y los planetas… pero por la niebla de la ciudad, y por estar rodeada de las luces de la ciudad, no se veía nada. Así que otra construcción más, y muy costosa, que se quedó sin uso.

Ya con la colina visitada, acabamos la tarde jugando un rato en el parque para niños llamado «Princes Street Gardens Playground». Está en la zona más baja de la ciudad, dentro del gran parque que está en esa zona. Está justo bajo el castillo, el cual se ve desde ahí muchos metros por encima, así que las vistas del castillo son increíbles desde allí.

Final del día y ya a descansar antes del día de vuelta. ¡Adiós Escocia!

Día 9: 27 julio 2022. Edimburgo -Madrid – Zaragoza

Y el último día, ya solo para la vuelta a casa. El vuelo sale a las 12:00h así que ya no queda tiempo para turismo. Para ir hasta el aeropuerto, fuimos a coger el autobus línea Airlink 100, que te lleva del centro de Edimburgo hasta el aeropuerto (otro gasto extra, barato no es). Luego en el aeropuerto a hacer tiempo hasta las 12:00, vuelo de 2 horas 40 minutos a Madrid, ir del aeropuerto a Atocha (ojo, primero hay que ir en un bus gratuito hasta la T4, si es que no estás ya alli) con un cercanías Renfe, y ya AVE hasta Zaragoza.

¡Aquí acaba nuestra aventura escocesa en familia! Un país muy bonito al que no estaría mal repetir para ver zonas que nos hemos dejado, como la isla de Skye.

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